Estados Unidos está batallando para hacer frente a un aumento en las amenazas del nuevo foco de la guerra santa musulmana, el norte de Africa, con labor de espionaje limitada y pocos asociados. El gobierno del presidente Barack Obama está ponderando cómo impedir que extremistas islámicos en el norte de Africa pongan en riesgo la seguridad nacional. La propagación de milicianos a través de Libia, Argelia y Mali ?muchos de ellos vinculados a al-Qaida? es parte de una consecuencia natural de la expulsión de redes de terrorismo de lugares como Pakistán, Afganistán y Yemen.